Tablets, hamburguesas, golosinas… Compramos todo esto para hacer felices a los consentidos de la casa, nos decimos. Si rascamos un poco más, por debajo se esconde una necesidad básica, la de ser amados incondicionalmente. Pero, si lo que queremos es amor incondicional, ¿por qué creamos condiciones —te doy algo— para que el perro, el gato, el sobrino o la pareja venga a nosotros? La respuesta quizás te sorprenda. De manera inconsciente estamos buscando corroborar lo que creemos de nosotros: que no